jueves, 26 de enero de 2012

El pecado Original y los Niños Nonatos

Rvdo. Alberto L. García / Traducido por Luis Viggiani


El presente fenómeno de un desenfrenado número de abortos ha suscitado, con nueva urgencia, una pregunta importante relacionada con la doctrina del pecado original. La pregunta propuesta es la siguiente: ¿Cuáles son las implicaciones de la doctrina del pecado original para los niños nonatos, en particular aquellos que mueren antes de nacer y los fetos que son abortados? Primero que todo, necesitamos considerar la doctrina del pecado original en sí misma.
I. Doctrina Bíblica del Pecado Original
Al considerar la doctrina del pecado original, una cosa debe de quedar en claro en todo momento: todos los niños, en el momento de su concepción, son seres humanos pecadores. Esta es la enseñanza de la Escritura.
El Salmo 51 es un Salmo de mucha ayuda en la enseñanza del pecado original. David, el pecador arrepentido, habla de su corrupción hereditaria. David no sólo mostró la corrupción impresa en él en su nacimiento sino que, como ser humano que era, llevó la impresión del pecado en el momento que fue concebido. Eso de que el pecado encuentre su origen en la concepción, especifica el momento de su transmisión pero no pone la culpa del pecado sobre el acto sexual en sí. Algunos exégetas han malentendido el Salmo de esa manera, pero interpretarlo así es esencialmente una forma de Gnosticismo (enseñanza que el Nuevo Testamento rechaza, cf 1ra de Juan 4). El hecho es que somos pecadores desde el momento de nuestra concepción. El Nuevop Testamento también es bastante claro en este punto. Encontramos que Jesús le dice a Nicodemo que “lo que es nacido de la carne (sarkos) carne es (sarx); y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6). El asunto de que provengamos de padres pecadores nos destina a que llevamos la impresión del pecado. San Pablo también nos aclara sobre esto en su carta a los Efesios cuando nos dice que somos “por naturaleza (fusai) hijos de ira” (Efesios 2:3). Aquí la palabra “carne” podría ser sustituida por “naturaleza”, y la misma palabra (fusis) implica que nuestra naturaleza “física” lleva la impresión del pecado. En consecuencia, el pecado original es enseñado de una manera clara en las Escrituras. Lo relaciona como algo inherente a nosotros debido al pecado de Adán y Eva.
Martín Lutero trata muy claramente sobre estos puntos en su explicación del Salmo 51. Lutero considera que el bebé en el vientre de su madre es un ser humano responsable ante Dios debido al pecado heredado. Él explica el versículo de este Salmo penitencial de la siguiente manera:
Este verso del Salmo nos enseña acerca de la causa del pecado, el porqué somos pecadores. El profeta confiesa públicamente que él era perverso por su propia culpa, no tan sólo por las de sus padres, mientras crecía y se iba formando como un embrión en el vientre de su madre.
Así, antes de que su madre lo diera a luz, ella estuvo nutriendo con su sangre a un pecador que estaba en su vientre. Nosotros debemos esperar lo mismo respecto a toda persona que nació, nace o nacerá en este mundo, excepto Cristo. El hecho de que Juan el Bautista y otros fueran santificados en el vientre de su madre (Lucas 1:15) no anula la realidad de que ellos fueran concebidos en el pecado, de la misma manera en que la carne aún permanece perversa en los adultos que han sido santificados por el Espíritu y la fe.
Juan Calvino concuerda con Lutero en este punto, en su interpretación del Salmo 51. La palabra “concebido” (yechemani, derivada de yacham, o chaman), que significa apasionarse es interpretada literalmente por él como “habiéndose apasionada de mí” con referencia a la procreación. Observa Calvino:
El pasaje proporciona un testimonio llamativo como prueba del pecado original vinculado por Adán a toda la humanidad. No enseña solamente la doctrina sino que puede ayudarnos a que nos formemos una correcta idea de ello… la Biblia, tanto en este como en otros pasajes, atestigua claramente de que hemos nacido en pecado y que existe dentro de nosotros fijado a nuestra naturaleza como una enfermedad. David no culpa de ello a sus padres, ni busca el origen del delito en ellos sino que se somete delante del tribunal divino, confiesa que él fue formado en pecado y que fue un transgresor antes de ver la luz de este mundo.
II. Algunas consideraciones respecto a los bebés nacidos muertos
En los días de Lutero muchos bebés nacían muertos. Agradecemos a Dios por la ciencia de hoy pues ha progresado en su arte al punto que estos ocurre con menos frecuencia. No obstante, en la actualidad algunos niños nacen muertos (inclusive los de padres cristianos) a pesar de nuestra tecnología científica. ¿Deberíamos, entonces, menguar la enseñanza bíblica sobre el pecado original en referencia a tales casos? Nosotros no podemos hacer esto. Vemos cuan enfáticamente Lutero subraya este punto en su explicación del Salmo 51. Él también da importancia a la posibilidad de que un bebé esté lleno del Espíritu Santo mientras se encuentre en el vientre de su madre como en el caso de Juan el Bautista (lucas 1:41). Entonces, ¿Cómo aconsejaremos a los padres de un niño nacido muerto?
1. Necesitamos analizar el fenómeno de la muerte. Ella llegó al mundo por culpa de nuestro pecado. La creación misma ha sido sujetada a esta vanidad, a futilidad, debido al pecado de Adán y Eva (Romanos 3:23; 5:12; 8:20). Pero, ¿cómo puede esto empezar a consolar a aquellos padres piadosos que han perdido un  pequeño al nacer? El hecho de que el bebé murió no significa que Dios haya impuesto juicio en contra de ellos; eso es parte del juicio al cual fue sujetada toda la creación (Rom. 8.20). En realidad, la muerte no señala a un juicio específico sino que muestra la condición humana en su totalidad pecaminosa. Quenstedt, un teologo de ideas simples y claras, conecta de una manera muy práctica la realidad de la muerte con la realidad del pecado en nosotros. Si nosotros no fuéramos pecadores, no moriríamos. Si los bebes no fueran pecadores, no morirían. Quenstedt escribe al respecto:
Pero los infantes, y aquellos que aún  no nacieron, mueren ya sea debido a alguna falta (delictum) realizada por ello o debido a una transgresión existente. En consecuencia, debido a la verdadera transgresión de otro, a la Adán — quién los manchó con su propio tinte — es que ellos mueren.
2. Necesitamos ocuparnos del fenómeno de la promesa, que es el medio por el cual Jesús se relaciona con los creyentes. El Bautismo es una proclamación de la promesa. En el Bautismo, Dios nos hace pasar de muerte a vida (Rom. 6). Es el medio que el Señor ha provisto para nosotros para que tratemos con el fenómeno del pecado, bajo circunstancias normales. Debemos tener presente, sin embargo, que el Bautismo no existía en el Antiguo Testamento. Dios trataba con Su pueblo sobre la base de la promesa del Mesías. El punto evidente es aquel en el que el Señor condena a aquellos que ponen trabas, dificultan y estorban a los pequeños que desean llegar a la fe y al conocimiento d ela verdad. El correspondiente imperativo se nota muy bien en Marcos 10:14 — “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis: porque de los tales es el reino de Dios” —. Necesitamos mantener esta base bíblica al tratar con los padres que se encuentran acongojados por la muerte de su bebé recién nacido. Los padres que participan de los Medios de Gracia están viviendo de acuerdo con el imperativo del Señor. Por lo tanto, les diremos que Él se siente gozoso con ellos . ¿Pero cuál es el destino de su bebé recién nacido muerto? De la misma manera que el Señor llenó con su Espíritu Santo a Juan el Bautista antes de nacer, utilizando la predicación de la Palabra, Dios pudo haber logrado el acto de fe en el bebé a través de su Palabra. Los padres que han estado viviendo dentro del contexto de los Medios de Gracia, han vivido una vida de fe condicionada por lo prometido por Dios según la fe del Antiguo Testamente. Los padres no deben especular sino sólo deben sentirse consolados porque ellos han vivido sus vidas a la luz de la Palabra de Dios. Dios no espera ni más ni menos de nosotros. Pero ¿Qué pasa con los padres que abortaron su bebé de una manera voluntaria?
3. La responsabilidad del que comete aborto
A lo largo de este estudio hemos visto cómo está presente el pecado original en la concepción de un niño no podemos escaparnos de esta realidad. No podemos hablar, como lo hacen los Católicos Romanos, de un “limbo” (estado al cual van todos los bebes que han muerto sin ser bautizados). Si así lo hiciéramos, estaríamos aceptando un entendimiento “aguado” del pecado original; porque el pecado original es realmente pecado y no meramente una inclinación a pecar. Las personas que estuvieran considerando la muerte de sus bebés por medio del aborto, deben aprender la enseñanza bíblica sobre el pecado original. Si ellos abortan su bebé, no son tan sólo responsables por su muerte física sino que también evitan su Bautismo. Entonces, ellos le están privando al pequeño la entrada más segura al reino del Dios.
Desafortunadamente, es muy probable que los sentimientos de culpa con respecto al aborto aparezcan post Facttum (después del hecho). Entonces, ¿cómo deberíamos aconsejar a aquellos que vienen a nosotros cargados con la culpa de tan penoso crimen? Yo creo que necesitamos tratar todos los temas. Como nosotros nos estamos ocupando de un pecado grave, necesitamos analizar todos los puntos para llevar al pecador se arrepienta y tenga paz. Debemos discutir el hecho basados no solo en que la persona cometió un homicidio sino que también rechazó el Evangelio de Salvación para su hijo. Si analizamos y discutimos un solo aspecto del problema sin considerar los otros puntos importantes, podemos dejar a la persona muy cargada con su culpa. Entonces, como un paso positivo, debemos señalar no solamente hacia el perdón de Cristo para el homicida sino también mostrar los Medios de Gracia, que tan necesarios son para el pecador.
  (Este ensayo es una adaptación de un artículo publicado en Concordia Theological Quartely — Abril 1983)


1 comentario:

  1. Una mujer que comete aborto siendo cristiana teneiendo conocimiento del pecado a pesar de lamentarlo si muere es salva

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